La ciencia ciudadana hace referencia a la participación del público general en actividades de investigación científica, cuando los ciudadanos contribuyen activamente a la ciencia, ya sea con su esfuerzo intelectual, sus conocimientos locales o con sus herramientas y recursos.
Aunque la ciencia ciudadana como tal se aplica desde hace siglos, el término «ciencia ciudadana» fue acuñado por primera vez por Alan Irwin en su libro de 1995 Citizen Science: A Study of People, Expertise, and Sustainable Development.
El objetivo de la ciencia ciudadana, según Irwin, es acercar la ciencia a la gente, considerando las posibilidades de una «ciudadanía científica» más activa e implicar a los participantes en el diálogo y en la toma de decisiones en torno a cuestiones relacionadas con el riesgo y la amenaza medioambiental para sus comunidades.
Por tanto, además del propósito de hacer realidad el conocimiento, la ciencia ciudadana surgió para democratizar la ciencia:
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Este tipo de proyectos suele centrarse en aspectos de la ciencia destinados a cubrir las necesidades y preocupaciones de la sociedad,
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Implica una forma de ciencia dirigida por los propios ciudadanos al margen de las instituciones formales.
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Cualquier persona, sin una cualificación profesional específica, puede contribuir a la generación de conocimiento científico.
Desde principios del año 2000 las posibilidades de difusión, comunicación e intercambio de recursos a través de Internet comenzaron a expandirse de forma revolucionaria. Las tecnologías innovadoras y cada vez más asequibles están permitiendo que nuevos actores se impliquen más en el seguimiento y la evaluación de los recursos naturales, como puede ser el caso de los sistemas hidrológicos o la calidad del aire.
La falta de información es un problema para poder tomar decisiones certeras, y en el campo de la hidrología esto es una realidad cotidiana. Los datos hidrológicos de muchas partes del mundo están incompletos y, en otras, la duración de las series temporales es insuficiente.
Esto implica que las zonas con redes de seguimiento limitadas, en particular los países con ingresos bajos, pueden tardar más en lograr una gestión sostenible y eficaz del agua.
¿En qué podría beneficiar la ciencia ciudadana a la gestión del agua subterránea?
Esta es la pregunta que el proyecto PRIMA eGROUNDWATER, del cual ICATALIST forma parte, va a responder durante los próximos cuatro años. El objetivo general de eGROUNDWATER es apoyar la gestión participativa sostenible de las aguas subterráneas en las regiones mediterráneas mediante el diseño, la prueba y la evaluación de sistemas de información mejorados (EIS). Con procesos basados en ciencia ciudadana, los usuarios tomarán datos del agua subterránea combinando métodos de TIC como sensores y aparatos de telemedida. Tras su análisis, estos datos estarán disponibles en una app para favorecer una gestión más transparente y efectiva de los recursos.
Como primer paso, ICATALIST está desarrollando un juego de tarjetas que contiene información, ejemplos y directrices sobre cómo aplicar la ciencia ciudadana al seguimiento y la gestión de las aguas subterráneas mediante sistemas de información mejorados. Se trata de una herramienta flexible de diseño y aprendizaje.